Chakras
ENEAGRAMA Y CHAKRAS
por Marcelo Aguirre
Ambos sistemas holísticos, el Eneagrama y los Chakras, tienen en común que son, de hecho, “mapas” de la evolución de la conciencia, o dicho de otro modo, esquemas generales del proceso de desarrollo integral del ser humano.
- Una diferencia esencial entre ambos es que el Eneagrama distingue y describe detalladamente las características psicológicas de nueve “tipos” humanos (eneatipos), mientras que el sistema de los Chakras presenta una propuesta de desarrollo única para todos los seres humanos, sin importar cuál sea su tipo psicológico o estilo de personalidad.
- Otra diferencia entre ambos sistemas es el “enfoque” del que parten: el Eneagrama inicialmente hace foco en el plano psicológico, el plano de los “tipos” o estilos de personalidad; aunque, en segundo lugar, admite una perspectiva espiritual o transpersonal en relación a las cualidades de la Esencia: Virtudes e Ideas trascendentes; por su parte, los Chakras hacen foco, principalmente, en una perspectiva netamente energética del ser humano; aunque también, pero secundariamente, admite una perspectiva psicológica en la descripción de cada uno de los Chakras.
Desde la perspectiva del sistema de los Chakras, cada ser humano está llamado a desarrollar plenamente sus potencialidades y adquirir una vida sabia, y para ello debe transitar el proceso de apertura de sus propios chakras. La apertura de cada chakra implica superar determinados “desafíos” existenciales y adquirir un progresivo nivel de madurez, desapego, generosidad y apertura mental. Cada desafío a superar implica un obstáculo psicológico que bloquea a un chakra específico. A saber:
- Chakra 1: es bloqueado por el miedo.
- Chakra 2: es bloqueado por la culpa.
- Chakra 3: es bloqueado por la vergüenza.
- Chakra 4: es bloqueado por la tristeza.
- Chakra 5: es bloqueado por el engaño.
- Chakra 6: es bloqueado por la ilusión.
- Chakra 7: es bloqueado por el apego.
El camino para superar cada uno de estos desafíos existenciales es, según la tradición, la práctica de la meditación, utilizando como foco de la misma a cada uno de estos obstáculos con el fin de eliminar la influencia nociva que los mismos tienen sobre nuestra mente, y así adquirir la progresiva apertura de cada chakra, comenzando por el primero hasta el último.
Los tres primeros chakras corresponden al plano personal; los tres últimos, al plano transpersonal; y entre ambos, el chakra del corazón, el cuarto chakra, es el “puente” entre ambos planos, personal y transpersonal; corresponde al plano transicional. El plano personal implica un trabajo interior centrado en el descubrimiento y aceptación de sí mismo. El plano transpersonal implica abandonarse a sí mismo, o más precisamente, desapegarnos de la “imagen” que tenemos de nosotros mismos, el “ego” y su ilusión de “separación” respecto de todos los demás seres, en orden a adquirir una consciencia de unidad e interconexión con todos los seres. El plano transpersonal tiene como meta una consciencia de tipo mística, pero para ser auténtica implica haber trabajado profundamente el plano personal y el transicional. Éste último, representado por el chakra del corazón, es el “puente” entre ambos planos evolutivos. El plano transicional implica, por una parte, una superación de los obstáculos propios del plano personal (miedo, culpa y vergüenza), un profundo conocimiento y una amorosa aceptación de sí mismo; y por otra parte, implica también una disposición o sincera intención de relativizar la importancia de la imagen de sí, del “ego” propio, en orden a ir experimentando progresivamente el amor por todos los seres y la sabiduría intuitiva que son cualidades propias del plano transpersonal.
El mapa evolutivo que presenta el Eneagrama se vincula, asombrosamente, con los siete Chakras. Sin importar cuál sea nuestro tipo de personalidad y nuestro subtipo instintivo, el Eneagrama invita a toda persona a conocerse a sí mismo y a desarrollar plenamente sus potencialidades en siete niveles que se corresponden con los siete chakras (cada chakra apunta a determinados aspectos vitales):
Plano personal
Así, en primer lugar, independientemente de cuál sea nuestro subtipo instintivo predominante, podríamos preguntarnos, por ejemplo, lo siguiente:
- Chakra 1 / Instinto de autoconservación: ¿Cómo estoy en relación al cuidado de mi propia salud física, el cuidado de mi cuerpo, alimentación, sueño, higiene? ¿Cómo estoy administrando el dinero? ¿Qué necesito modificar en estos aspectos?
- Chakra 2 / Instinto sexual: ¿Cómo están mis relaciones significativas? ¿Las estoy cuidando adecuadamente? ¿Cuáles son mis principales fallas en el ámbito de las relaciones afectivas? ¿Cómo estoy relacionándome en este momento con mi pareja y amigos más cercanos? ¿En qué actividades vuelco mi mayor energía y creatividad? ¿Qué debo mejorar en estos aspectos?
- Chakra 3 / Instinto social: ¿Me acepto tal y como soy, incluyendo mis defectos? ¿Soy paciente con mis propios errores? ¿Tiendo a ser demasiado rígido o demasiado indulgente conmigo mismo? ¿Cuánta importancia doy a lo que los demás opinan de mí? ¿Mi valía personal depende de mis logros y fracasos? ¿Distingo lo que soy de lo que logro, o para mí “soy” mis logros?
Plano transicional
En segundo lugar, pasaremos a trabajar sobre la pasión dominante. Normalmente las pasiones operan como motivaciones profundas, no conscientes. En este momento nos centramos en el chakra del corazón, el cuarto chakra. El “corazón”, según las antiguas tradiciones de sabiduría tanto orientales como occidentales, es la sede de las pasiones, a las cuales el hombre debe conocer y dominar para no ser dominado por ellas. Éste es el momento de trabajar sobre la propia pasión dominante. Trabajo que, por cierto, lleva años de autoobservación y autoreforma.
El chakra del corazón es el “puente” al plano superior de evolución de la consciencia, el plano transpersonal. Pero en el corazón debemos enfrentarnos a nuestras pasiones. Todos tenemos en nuestro interior, potencialmente activas y operantes, las nueve pasiones que señala el Eneagrama: (1) ira, (2) orgullo, (3) vanidad, (4) envidia, (5) avaricia, (6) cobardía, (7) gula, (8) lujuria y (9) pereza. Una de ellas es nuestra pasión dominante, nuestro personal talón de Aquiles. Es imprescindible trabajar sobre las pasiones, la propia dominante y las demás también, antes de pasar al siguiente plano evolutivo. Aquí podríamos preguntarnos:
- Chakra 4 / Pasiones: ¿Conozco y acepto mi pasión dominante? ¿Cuál es la que le sigue en intensidad en mí? ¿Puedo distinguir en el día a día cuándo estoy obrando movido internamente por mi pasión dominante (aunque los demás no lo noten)? ¿Puedo identificar de qué manera y en qué grado mi pasión dominante ha perjudicado mi vida y mis relaciones? En la escala del 1 al 10, ¿en qué medida estoy apegado a mi pasión dominante como si fuera el “núcleo” de mi propia identidad personal? ¿Qué estoy haciendo efectivamente para lograr que mi pasión dominante tenga cada vez menos influencia nociva en mi propia vida?
Plano transpersonal
En tercer lugar, después de haber trabajado profunda y sostenidamente sobre las pasiones, podemos pasar a trabajar otros aspectos como las fijaciones, las virtudes e ideas “santas” o transcendentes. Las virtudes e ideas trascendentes corresponden al plano de la Esencia o Ser, por contraposición al plano del ego, con sus pasiones y fijaciones cognitivas. (Si bien las fijaciones pertenecen estrictamente al plano del ego, tradicionalmente las fijaciones se trabajan en conjunto con las ideas trascendentes, dado que éstas últimas son los “antídotos” de las fijaciones; por ello, ubicamos en este caso a las fijaciones cognitivas en el primer peldaño del plano transpersonal, en el chakra 5).
El chakra 5 es el chakra de la expresión del auténtico self. Si el ego es el “falso self” con el cual nos hemos identificado durante el proceso de construcción de nuestra personalidad, detrás el ego, detrás de la “máscara” que es nuestro tipo de personalidad (del latín “persona” = máscara) está nuestro auténtico self, nuestro sí mismo esencial.
Desde la perspectiva espiritual del Eneagrama, las virtudes son cualidades de la Esencia, y por tanto no son tanto objeto del “esfuerzo” humano por volverse a sí mismo “virtuoso” sino que ellas mismas se manifiestan espontáneamente en la vida de la persona a medida que ésta va removiendo los obstáculos internos, es decir, a medida que la persona se vuelve cada vez más consciente de sí y ha logrado estar cada vez menos dominada por las pasiones, se ha vuelto menor egoísta y más dispuesto a amar de verdad a todos los seres, sin distinción alguna.
Las virtudes operan al modo de motivaciones profundas de naturaleza espiritual, altruistas, enraizadas en el amor universal; opuestas a las motivaciones “deficitarias” que son las pasiones, cuyas raíces son el miedo, la ignorancia y el apego. Trabajar el chakra 5 implica remover los obstáculos (pasiones) que impiden la expresión de las cualidades de nuestra Esencia, las virtudes. Las 9 virtudes de la Esencia son:
- Serenidad (opuesta a la ira) – “No es necesario el enojo; acepto las cosas como son”.
- Humildad (opuesta el orgullo) – “También tengo necesidades y necesito ayuda”.
- Autenticidad (opuesta a la vanidad) – “Soy como soy, con virtudes y también defectos”.
- Ecuanimidad (opuesta a la envidia) – “Dejo fluir; todo llega y todo pasa, y lo acepto”.
- Generosidad (opuesta a la avaricia) – “Doy y recibo; comparto lo que tengo y lo que soy”.
- Valentía (opuesta a la cobardía) – “Puedo hacerlo; confío en mí mismo; confío en el universo”.
- Templanza (opuesta a la gula) – “Disfruto cada cosa, cada momento; vivo el presente”.
- Compasión (opuesta a la lujuria) – “Hay más fuerza en resistir que en atacar; perdono”.
- Diligencia (opuesta a la pereza) – “No me evado en la inercia; soy consciente y amo”.
El Chakra 6 se relaciona al funcionamiento de nuestra mente, tanto consciente como inconsciente, incluyendo la intuición. Por lo tanto, para lograr una mente clara y un juicio objetivo de las cosas es necesario purificar nuestra mente, hasta donde nos sea posible, de prejuicios y errores cognitivos. El Eneagrama llama fijaciones cognitivas a los errores cognitivos implícitos; las fijaciones cognitivas se correlacionan con las pasiones. (No hay un consenso acerca del nombre de las fijaciones cognitivas, incluso hay autores que señalan varias fijaciones en correspondencia a cada pasión). A saber:
- Crítica – “Siempre hay un error en todo; yo sé cómo se deben hacer las cosas”.
- Seducción – “Puedo darte lo que necesitas; me necesitas”.
- Engaño – “Soy lo que hago, soy lo que logro, soy lo que parezco; y soy el mejor”.
- Insatisfacción – “Sólo importa lo peor de lo presente y lo mejor de lo ausente”.
- Tacañería – “No tengo suficiente; no puedo tanto; me molesta tanta demanda”.
- Duda – “No puedo confiar en nadie ni en nada; hay peligro en cualquier parte”.
- Planificación – “Siempre hay un plan B; ¿por qué conformarse con lo que hay?”.
- Venganza – “Ojo por ojo, diente por diente; mostrar debilidad es inaceptable”.
- Indolencia – “Ok, está todo bien; me adapto para no generar conflicto”.
Las fijaciones pueden trabajarse de dos modos: directamente, desde la autoobservación, agudizando la mirada para verlas actuando en la vida cotidiana, casi de un modo autónomo, es decir, sin que nos propongamos conscientemente obrar por medio de ellas. De hecho, las fijaciones, unidas a las pasiones, operan desde el “piloto automático”, es decir, al modo de patrones cognitivo-emocionales de los cuales pocas veces tenemos registro consciente, pero que subyacen en nuestro modo habitual de pensar, sentir, obrar y reaccionar frente a los acontecimientos cotidianos. Por otra parte, hay quienes proponen trabajar las fijaciones de modo indirecto, es decir, por medio de la meditación, haciendo foco en los “antídotos” de las fijaciones: las ideas trascendentes.
El Chakra 7 es la puerta hacia la conexión de la persona con el plano trascendente de la existencia, con el universo en su totalidad. De ello, precisamente, tratan las ideas trascendentes (llamadas también ideas “santas”). Ellas son diferentes enfoques del universo en su unidad última, integrando en la unidad toda diversidad. El que llega a abrir plenamente el séptimo chakra logra alcanzar la perspectiva trascendente de las ideas santas, y logra percibir que es realmente una “ilusión” la idea de separación e inconexión que es propia del modo en que el ego se mira a sí mismo y a todas las cosas.
El ego tiene una ilusión fundamental: cree que todas las cosas están “separadas”; que cada persona y cada cosa que existe es un “algo” discreto, separado de todo lo demás. De allí que la tendencia básica del ego es el “sálvese quien pueda”. Ése es justamente el sentido que damos al término “egoísmo”: la idea de que cada cual debe mirar por sí mismo y, peor aún, que las acciones individuales no repercuten sobre los otros y sobre todo lo demás. “Cada uno —piensa el ego— debe hacer lo que quiere”, como si ésto no tuviera ninguna consecuencia, como si cada ego fuera un ente aislado y tuviera en su propio universo. Pero no es así, todos estamos en un mismo universo. Las acciones de uno repercuten, de una u otra manera, visible o imperceptiblemente, en los otros y en todo lo demás. Pero esto es muy difícil de percibir si no tenemos una mente desapegada de todo egoísmo.
En suma, las 9 ideas santas son perspectivas objetivas de la unidad trascendente del universo. Podríamos sintetizarlas de la siguiente manera:
- Perfección – “Todo está hecho de ser”.
- Voluntad – “En el universo hay tendencia e iniciativa”.
- Regularidad – “En la diversidad subyace una armonía”.
- Origen “Todas las cosas remiten a un mismo origen”.
- Conexión “Todo está conectado”.
- Fe – “Puedo confiar en el ser porque el ser es”.
- Plan – “Detrás del cambio subyace un sentido, un orden, un por qué”.
- Verdad – “La verdad es la unidad; el error es la ilusión de separación”.
- Amor – “Amar es hacer el bien”.
Llegamos al final de nuestro recorrido siguiendo este mapa evolutivo de “doble entrada”. Como pudimos ver, el Eneagrama y los Chakras, ambos sistemas, apuntan a elevar el nivel de conciencia, a integrar distintos aprendizajes existenciales que llevan a la persona a adquirir una mente cada vez más amplia, más sabia, una actitud más amorosa, desapegada, cada vez menos egoísta.
Insistimos una vez más: de nada nos serviría con conocer simplemente nuestro tipo de personalidad. Ese es sólo el primer paso en el proceso de evolución de la consciencia y del pleno desarrollo de nuestras potencialidades. El trabajo de autoconocimiento, autoobservación y meditación permiten ampliar nuestro margen de libertad interno, de modo que podremos progresivamente escapar al automatismo de las pasiones y fijaciones. Conocer nuestros instintos, identificar el predominante y trabajar sobre los menos desarrollados; identificar nuestra pasión dominante y trabajar sobre la influencia que tiene ella y las demás sobre nuestras decisiones y acciones; cultivar las virtudes; desarticular las fijaciones; y meditar sobre las ideas trascendentes, todo ello coincide, como vimos, con el progresivo desbloqueo de los siente chakras que nos lleva a la meta de una consciencia despierta, generosa, sabia y amorosa.
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