Sobre las octavas

 La ley de siete o ley de octavas o ley de choques


En música, una octava es el intervalo entre dos frecuencias en relación de dos a uno. Así, por ejemplo, una octava media entre el La5 a 880 Hz y el La4 a 440 Hz. Ambos tonos se perciben como el mismo por el oído humano, solo que uno más agudo y el otro más grave. Todas las escalas occidentales se inscriben en la octava, que se caracteriza por la asimetría entre sus tonos: Entre las notas de una escala mayor media un tono, salvo entre la 3ª y la 4ª y entre la 7ª y la 8ª, donde media un semitono. Puede parecer que el estudio de la música es algo pequeño en comparación con el Universo, pero siendo que la mayoría de físicos coincide en afirmar que la materia es energía en movimiento, el estudio de la música y de sus octavas equivale a un estudio del universo.


En realidad las distancias vibracionales (Hz) entre notas no son equidistantes, la dibujariamos así:


DO 262 RE 294 MI 330 FA 349 SOL 392 LA 440 SI 494 DO 524

Conforme a Gurdjieff, la ley de siete significa que ninguna fuerza trabaja jamás continuamente en la misma dirección, lo que se fundamenta en los dos intervalos que hemos comentado que hay en toda octava. Si al llegar a un intervalo no entra un choque adicional, la octava cambia de sentido.
Espiral de Fibonacci

Esto explica la ausencia de líneas rectas en la naturaleza. Las plantas, por ejemplo, crecen conforme a la secuencia de Fibonacci, que es una manifestación matemática de la ley de octavas. Las espirales que las octavas forman al cambiar de dirección son observables tanto en los moluscos como en las galaxias. Y además Fibonacci descubrió la secuencia estudiando los patrones de reproducción de los conejos, lo que parece indicar que se trata de un patrón universal. A continuación, la espiral de Fibonacci:

¡Espirales!, ¡todo son espirales!, (el matemático de "Pi", de Darren Aronofsky)

A nivel humano, dice Ouspensky, “las personas comienzan a hacer algo, y luego de un tiempo, sin ninguna razón visible, sus esfuerzos disminuyen, el trabajo mengua, y si en un momento dado no se efectúa algún esfuerzo especial, la línea cambia su dirección”.

Así pues, la ley de tres explica la creación y la ley de siete explica la evolución.

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